Nunca pude hablarle, recorrí este y otros diálogos mil veces
en mi cabeza, te torturé, te ignoré, te besé, te amé y te odié,
llegué a hundirte un puñal en el pecho, también lloré frente
a ese cuerpo imaginario, pero ahora una vez más me dejas
con las palabras en la boca, como aquella última vez que te
esperé por dos largos meses y nunca más volví a verte.